TENERIFE | El RC Náutico vuelve a casa, éste sábado, en las instalaciones del Pabellón RCNT (19.00 horas). La Marea espera aprovechar su condición de local, con el apoyo de su público, para llevarse el pulso que le mide frente a Tobarra Club de Baloncesto, en esta vigésimo tercera jornada del grupo B de Liga EBA.

Los santacruceros viven un buen pico de forma en su juego, con más alegrías que derrotas. Los dos duelos recientes han caído en lado positivo: Baloncesto Alcalá (83-75) y Zentro Basket Madrid (80-85). Resultados que alimentan su confianza para escalar hacia la séptima plaza, sin renunciar a nada. Con un balance de doce triunfos y diez tropiezos, los nautas se sitúan a solo dos partidos del cuarto clasificado: Globalcaja Quintanar. Un sprint final  donde el derecho a soñar es posible. Los pupilos dirigidos por Santi Lucena han encontrado un buen equilibrio en ataque y defensa: sexto mejor anotador –promedio de 77 créditos- y tercero que menos canastas concede a sus rivales –una media de 71 puntos-.

El conjunto de la Avenida Anaga afronta unos días exigentes, pues justo 48 horas después recibirá en casa al líder del grupo: NCS Alcobendas, en uno de los choques pospuestos en Liga EBA. Pero antes, los tinerfeños centran todas sus miradas en la escuadra manchega. No será fácil, pues el elenco tobarreño aterriza con la moral en positivo: han ganado cinco de sus últimos seis compromisos, lo que ha allanado su principal objetivo: la permanencia. Recién llegados a la EBA como campeones de Castilla-La Mancha, abogan por vivir un final de temporada sin sobresaltos. Los de Juan González Cano han aspirado a ser un bloque fuerte en defensa, buscando ritmo y espacios en ataque.  Dentro de su roster, destacan nombres como el de Álvaro Picazo, un base con buena lectura de bloqueo directo, rápido en el uno contra uno y efectivo en el tiro exterior; el escolta Acoydan McCarthy, con un físico portentoso y verticalidad de cara al aro; y Martin Smith, un alero que viene de realizar buenos números en campañas pasadas.

Ya en la primera vuelta, el Náutico de Tenerife tuvo que emplearse a fondo para vencer en el Pabellón Municipal La Granja, con un tanteo bajo: 56-62. Un partido a principios de noviembre que precisamente se convirtió en un punto de inflexión en cuestión de dinámicas, pues a partir de entonces se firmaron cinco de seis victorias antes de cerrar el año 2019.

El base nauta, Alberto Cabrera, espera un partido “disputado como el que vivimos en el encuentro de ida y que se resolverá por pequeños detalles. Esperamos dar un buen espectáculo y salir con una victoria del pabellón”, aseveró. La buena dinámica del equipo invita a pensar en objetivos más ambiciosos y en ese sentido, el jugador cree que “nunca hay que dejar de creer. Yo confío en el equipo y mi mente está en que vamos a ir por todas. Somos competitivos y vamos a luchar hasta el final”.

En el plano personal, asegura que se encuentra “muy cómodo con mis compañeros y entrenadores. Tengo muy buenas sensaciones este año y quiero seguir dando lo mejor de mí para ayudar al equipo en lo que sea. Todos nos apoyamos y estamos juntos en esto”, concluyó.